17 julio, 2010

Las primeras aviadoras españolas

Lluís Corominas
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La historia de la aviación se ha escrito principalmente con nombres masculinos, pero también ha habido espacio para un grupo de valientes y atrevidas mujeres que ya desde el principio quisieron percibir por sí mismas la sensación de volar. Mujeres como María Bernaldo de Quirós y Bustillo, Margot Soriano, Elena Sáez, Mari Pepa Colomer y Dolors Vives, figuran entre ese grupo de pioneras que han escrito su nombre en las primeras páginas de la aviación española.

 

A principios del siglo XX, el 17 de diciembre de 1903, despegó por primera vez en la historia un avión propulsado por motor. Fue el vuelo de los hermanos Wright, de Estados Unidos, que supuso realmente el pistoletazo de salida de la aviación mundial. Luego el centro de desarrollo aeronáutico se trasladó a Europa y el 13 de septiembre de 1906, Alberto Santos Dumond realizó el primer vuelo en el continente. Aunque la historia de la aviación se ha escrito con nombres masculinos, la mujer también tuvo su papel desde los inicios y así en 1910 encontramos a la baronesa Raymonde de Laroche y a Bessica Raice; y en 1911, a Ruth Bancroft Law, Amelie Beese y Matilde Moisant, por citar los nombres más conocidos. Pero junto a estas grandes pioneras de renombre internacional, en España también se encuentra un grupo de aviadoras que hicieron historia.

 

LOS INICIOS

En pocos años empezaron a pulverizarse récords de distancia, de altura, de permanencia…, y entre los pilotos que lo consiguieron en la vieja Europa, podemos recordar a la belga Hélène Dutrieu que en 1908 y con gran atrevimiento intentó volar en un aeroplano que estrelló. Entonces no sabía volar y rompió el aparato, pero aprendió a pilotar aviones dos años más tarde en Francia. Al poco tiempo se convirtió en la primera mujer en volar sobre campo abierto. Hizo el primer viaje de ida y vuelta de ciudad a ciudad sin escala. Fue la primera mujer en volar con pasajero; primera mujer belga piloto de aviación; récord oficioso de altura al alcanzar 400 metros…

En 1911 participó en las exhibiciones que se llevaron a cabo en el Hipódromo de Can Tunis, Barcelona, dentro de los actos de conmemoración del primer vuelo realizado en España el año anterior. En los vuelos que se organizaron el día 12, y del 16 al 19 de febrero, participaron Gibert con un Bleriot y la belga mademoiselle Hélène Dutrieu compartiendo avión, un Farman, con el aviador Beaud.

El domingo, 12 de febrero, por la tarde “con el retraso característico de las fiestas de aviación, comenzó la fiesta, presentándose poco antes de empezar, la charmante Hélène Dutrieu, que atrajo la atención de la concurrencia toda, ávida de conocer a la notable y atrevida aviatriz, la cual viose obligada a sufrir innumerables disparos de una nube de fotógrafos”, según describía el rotativo Mundo Deportivo el 16 de febrero de 1911.

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Gloria Cuesta en la cabina de un avión. © Aeroclub de Sevilla.

A las 16:15 horas, comenzaron los vuelos despegando en segundo lugar Dutrieu con el aviador Beaud como pasajero. Esta fue la primera ocasión en que una mujer pilotaba un avión en España. El mal tiempo retrasó los vuelos hasta el día 16 cuando Hélène Dutrieu despegó primero con la señorita francesa Primerose, la cual tras un vuelo de 4 minutos 30 segundos, se mostró satisfecha por la experiencia, lamentando solo que fuera tan corto. En el siguiente vuelo despegó la aviadora belga con la señorita Maude, compañera de la anterior. Cada una de ellas había pagado 200 pesetas por surcar los aires.

Los vuelos prosiguieron los días 17 y 18, pero esta jornada Dutrieu tuvo que acortar su vuelo al fallarle un pistón del motor. El domingo 19 de febrero, el último día de celebración, realizó un corto trayecto antes de que Beaud volara en el Farman. Cuando éste realizó un aterrizaje fuera del hipódromo por problemas con el motor, averió el avión.

Posteriormente marchó a Madrid, donde debía volar el 3 de marzo. Realizó varios vuelos en la capital, el último de los cuales fue el 15 de mayo, día que sufrió un accidente que dejó el avión hecho añicos, en el campo de la Ciudad Lineal.

Pero además de Hélène Dutrieu, otras aviadoras europeas también dieron muestras de iniciativa y valor. La francesa Jane Herveux, por ejemplo, abrió el 22 de diciembre de 1911, en Francia, la primera escuela de aviación destinada exclusivamente a mujeres.

 

LAS PRIMERAS ESPAÑOLAS

En España, las primeras mujeres en obtener sus licencias de piloto y por lo tanto en ser las primeras en ponerse a los mandos de un avión, hubieron de esperar hasta 1928.

Fue en noviembre de 1928 cuando María Bernaldo de Quirós y Bustillo, madrileña hija del Marqués de Altares, obtuvo su licencia de piloto con una D H 60 Moth en la escuela de pilotos del Real Aeroclub de España, RACE, en el aeródromo de Getafe. El comandante José Rodríguez y Díaz fue su instructor. Con su licencia de piloto en sus manos adquirió una D H Moth con la cual realizó vuelos a diferentes ciudades españolas y participó en algunos festivales. Casada dos veces, al comienzo de la guerra civil realizó algunos vuelos de enlace y de reconocimiento.

En España, las primeras mujeres en obtener sus licencias de piloto y por lo tanto en ser las primeras en ponerse a los mandos de un avión, hubieron de esperar hasta 1928.

A finales de enero de 1929, Margot Soriano Sánchez, hija del general de ingenieros y director de la Aeronáutica Militar entre 1924 y 1926, realizó el curso de piloto en la Escuela Estrema de Cuatro Vientos, siendo su instructor su prometido, José María Ansaldo. Lo más curioso de esta pareja de aviadores es que se casaron el 16 de febrero en un hangar del aeródromo de Cuatro Vientos, desde donde iniciaron el viaje de bodas en una avioneta.

Existe un cierto paralelismo entre Margot Soriano y Pilar San Miguel y Martínez Campos, ya que ambas estuvieron unidas a hombres vinculados al mundo de la aviación. Esta última, casada con el piloto militar Juan Antonio Ansaldo, también realizó el correspondiente curso de piloto en la Escuela Estremera con una DH 60 Moth, y en este caso fue su marido el instructor que dirigió el aprendizaje. Pilar San Miguel y Martínez Campos obtuvo el título de piloto en septiembre de 1930, tras haber terminado los vuelos de prácticas a finales de agosto, según se recoge en el diario La Vanguardia del 31 de agosto de 1930. No obstante, Pilar San Miguel voló poco y siempre en la avioneta que había adquirido su marido.

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Mari Pepa Colomer con los pilotos Salvador Farré, Galindo y Joan Escoda. © Carreras Colomer, via Pere Ribalta.

VUELO SIN MOTOR

El vuelo sin motor, una modalidad que estaba adquiriendo gran fuerza en Alemania, también representaba la posibilidad de volar con bajos costes económicos. En el aeródromo de la Aeronáutica Naval, en el Prat del Llobregat, Barcelona, un planeador Zogling que el archiduque Antonio de Habsburgo cedió al Aeroclub de Barcelona fue el primer aparato de estas características en surcar los cielos españoles. Fue Franz Josef de Habsburgo quien el 22 de agosto de 1930 realizó el primer vuelo en planeador en España, un acontecimiento que recogió la prensa de la época y que han analizado historiadores posteriores como Josep Canudas.

Tras un par de vuelos de Habsburgo, la señora Elena Sáez realizó su primer intento, correspondiéndole el honor de ser la primera mujer en volar en planeador en España, tal y como publicaba La Vanguardia el 24 de agosto de 1931. Asimismo, participó en otra serie de iniciativas como la que tuvo lugar el domingo 14 de septiembre junto a otros nueve pilotos más, entre los cuales se encontraba Alejandro Constantino, a la sazón su marido, que también era piloto de vuelo con motor desde 1921 y socio del Aeroclub de Barcelona. Es posible, que ambos participaran en los vuelos realizados en Lérida el 9 y 10 de noviembre del mismo año, aunque en este sentido hay informaciones contradictorias. Por otra parte, el divorcio de Elena Sáez y Alejandro Constantino en agosto de 1935, un acontecimiento que también fue recogido por el rotativo La Vanguardia, pudo alejar a esta mujer del mundo de la aviación, un entorno en el que siguió moviéndose Alejandro Constantino.

Concepció Ambrosio, del Aeroclub de Barcelona, obtuvo su licencia de piloto en 1932. Básicamente practicaba el vuelo sin motor utilizando planeadores Zogling, una modalidad en la que contó con instructores como los hermanos Habsburgo y Alejandro Constantino. Hay constancia de prácticas suyas el 4 y 18 de enero y el 8 de febrero de 1931, según publicó la prensa catalana, así como algún otro vuelo realizado hasta 1935.

Junto a Concepció Ambrosio también figura María Crusat, otra mujer que se puso a los mandos del planeador y de la cual podemos afirmar que voló los días 18 de enero y 8 de febrero de 1931.

Raimunda Elías, barcelonesa, miembro de la sección de Vuelo a Vela de la Escola del Treball de la ciudad, obtuvo su título de piloto de vuelo sin motor categoría A, en el primer curso organizado por los Servicios de Aeronáutica de la Generalitat de Cataluña en agosto de 1934 en el aeródromo de Sabadell. Según publicó La Vanguardia en aquel momento, era la primera catalana en obtener dicho título. Pocos días más tarde, Raimunda Elías participaba en la III Semana de Vuelo a Vela y es probable que también lo hiciera al año siguiente durante la celebración de la IV Semana en la que estuvo presente su club. Se sabe que participó en la II Semana Nacional de Vuelo sin Motor que se desarrolló en Mionflorite, Huesca, entre el 5 y el 12 de abril de 1936, unas jornadas en las que coincidió con Dolors Vives.

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Mari Pepa Colomer con un grupo de pilotos de su campo. © Carreras Colomer, via Pere Ribalta.

II REPÚBLICA Y AVIADORAS

De 1931 a 1936, obtuvieron su licencia de piloto siete mujeres, un número relativamente más elevado que hasta entonces. Este hecho puede deberse a que en estos años, el periodo de la II República, las mujeres vieron reconocidos derechos que hasta entonces les habían sido negados. Avances que fueron encabezados por mujeres de gran talla como Clara Campoamor, Frederica Montseny y Victoria Kent, entre las más conocidas.

En este grupo de mujeres pioneras figura una de las más destacadas de la aviación española, María Josefa Colomer i Luque, más conocida por Mari Pepa, que obtuvo su título de piloto en enero de 1931 en Barcelona, pero también hay otras aviadoras como la malagueña África Llamas de Rada, la cual consiguió su licencia de piloto el 22 de junio de 1932, o Carmen Ruiz, socia del Aero Popular de Madrid, que volaba en La Marañosa.

Gloria de la Cuesta Menéndez de la Granda obtuvo su título de piloto, con el número 146, el 14 de julio de 1933 en el Aeroclub de Andalucía. Estaba casada, y su esposo era el teniente de infantería destinado a la Aviación Militar, Manuel Presa Alonso. Aunque esta mujer no llegó a volar mucho, participó en los festivales y acontecimientos aeronáuticos de aquellos años y fue la encargada de recibir y atender a la aviadora neozelandesa Jean Batten durante su visita a Sevilla. Tras la guerra se instaló en Madrid donde voló poco acabando por dejar caducar su licencia de piloto. Murió el 7 de noviembre de 1987.

Otras compañeras de vuelo fueron Ana Osona y Fernández, que hizo el curso de piloto en el Aero Popular de Madrid, obteniendo el título de piloto Nº 206 el 29 de enero de 1934, e Isabel Arranza Monasterio, que trabajaba de administrativa y era hermana del capitán de artillería, piloto y observador de avión, Francisco Arranz. El nombre de esta mujer estaba en la lista de alumnos pilotos del Aeroclub de Andalucía, lo cual hace suponer que el curso fue interrumpido por la guerra civil.

Cierra la lista de este singular grupo de mujeres Dolors Vives Rodon que obtuvo su título de piloto en el Aero Popular de Barcelona el 24 de febrero de 1934 con una beca del club.

 

PILOTOS CATALANAS

A principios de mayo de 1930 se presentaron en el aeródromo Canudas, Mari Pepa Colomer i Luque con su padre, interesándose por el curso de piloto que quería realizar la joven. A los pocos días, Mari Pepa comenzaba el curso de pilotaje cuyas prácticas intensificó a partir de octubre al cobrar la herencia de su abuela materna.

Según nos contó la propia Mari Pepa, su madre “se creía que iba a clases de cultura general y estaba muy contenta de que cada mañana fuera pronto a estudiar”, sin embargo ella iba a volar. Su progenitora no se enteró de que volaba hasta que una mañana le llevaron un diario y vio a su hija en primera página. Esto sucedió poco después del 18 de enero de 1930, día en que realizó el examen práctico, que aprobó, aunque su título tiene fecha del 19 de enero. Al domingo siguiente, la joven piloto fue presentada a la prensa convirtiéndose en la primera catalana que conseguía tal titulación. Tal como era costumbre en aquellos años, el 7 de febrero se celebró en el Hotel Majestic de Barcelona una cena en honor de la joven piloto.

Ya en posesión de su titulo de piloto aviador, Mari Pepa no perdió ocasión de volar y participó junto a otros aviadores en el festival que se celebró el 11 de febrero en conmemoración del primer vuelo que se había realizado en 1910. El 30 de agosto también estuvo presente en el festival organizado por el Ayuntamiento de Cardadeu realizando pruebas de habilidad, aterrizaje y velocidad. Según palabras de la propia Mari Pepa, “lo que mejor hacía eran los aterrizajes, siempre me parecieron fáciles. Cuando era cuestión de competir, ponían una sábana en el suelo como línea de fe y siempre acababa sobre la sábana”.

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Dolors Vives delante de una Avro Avian con el casco y las gafas de vuelo en la mano. © Archivo Lluís Corominas.

El 14 de enero de 1932 se apuntó a la excursión aérea que se realizó a la Seu de Urgell, lo cual significaba volar por el Pirineo, bajo la guía de Josep Canudas acompañado de varios aviadores del aeródromo. Participó en cuantos actos, festivales y vuelos podía hasta que a principios de julio de 1935, obtuvo el título de profesora de pilotaje, pasando a trabajar de instructora en la Escola de Aviació Barcelona y en 1936 a la Cooperativa de Traballs Aéris.

El 22 de mayo de 1936 aterrizó en el aeródromo de Barcelona la aviadora neozelandesa Jean Batten, acompañada de su madre, en su Percival Gull. Para asistir a ambas visitantes durante su estancia en la ciudad fueron designadas Mari Pepa Colomer y la esposa de Josep Canudas que les mostraron la Ciudad Condal, poblaciones y lugares cercanos. Terminadas las visitas, las acompañaron al aeropuerto provisional para los trámites correspondientes, despegando el 29 del mismo mes con dirección a Sevilla.

En una época en la que toda actividad aérea generaba expectación, llegó al aeródromo de la Aviación Naval el legendario dirigible Graff Zepelin. Aquel 6 de octubre de 1932, una de las muchas ciudadanas que acudió a ver este gran ingenio era Dolors Vives Rodon. Allí, esta joven barcelonesa se enteró de que un grupo de oficiales militares y civiles querían crear el Aero Popular en la Ciudad Condal con el objetivo de poder acercar la aviación a ciudadanos con pocos recursos económicos. La idea le pareció atractiva y la misma Dolors Vives nos contó que estuvo con el grupo de personas que crearon este club Aéreo Popular. Cuando a finales de octubre de 1933 el Aero Popular sorteó seis becas para hacer el curso de piloto, poco se pensaba Dolors Vives que la suerte la señalaría a ella para la obtención de la subvención.

En la II República las mujeres vieron reconocidos derechos que hasta entonces les habían sido negados y un grupo de siete aviadoras lograron su licencia de piloto.

Aunque no hay datos fiables sobre el día exacto en que comenzó el curso, el diario La Vanguardia publicaba a finales de noviembre de 1933 que ya se estaban realizando las prácticas. Según nos contó la propia Dolors Vives, “durante el curso, me venían a buscar a casa en coche y me devolvían después de las practicas de 7 a 8 de la mañana, para poder ir a trabajar luego”. El 22 de enero de 1934, ya había realizado 14 horas de prácticas de doble mando y su instructor, el capitán Valles de la escuela Progreso, le hizo volar sola por primera vez. Continuó el aprendizaje y el 24 de febrero realizó el examen que aprobó con soltura, obteniendo así su título de piloto con el número 217.

El 10 de marzo, los socios del club organizaron un banquete homenaje a ella y al resto de compañeros que obtuvieron el título. A partir de este momento, según palabras de la propia Dolors Vives, “básicamente volaba con la hora mensual que el Estado nos daba a los pilotos civiles... Además aprovechaba las amistades hechas, como el día en que el capitán Bayo me llevó a realizar unas pasadas sobre una finca que tenía en Valls, o como el día que Joan Roldan me llevó a lanzar propaganda sobre la plaza de toros de la Plaza España de Barcelona, acción que obligó a parar la corrida al patinar torero y toro”.

En 1936 volvió a disponer de otra beca, en esta ocasión para obtener el título de piloto de vuelo sin motor, lo cual logró durante la II Semana Nacional de Vuelo sin Motor celebrada en Monflorite, Huesca, del 5 al 12 de abril. Al realizar un vuelo de 59 segundos, tuvo derecho a conseguir directamente el título de la categoría B sin necesidad de pasar primero por el A; sin embargo, al estallar la guerra civil, no le había llegado su titulo de volovelista.

LA GUERRA CIVIL

La Generalitat de Cataluña que tenía plenas competencias en aviación civil, por el Estatuto de Autonomía de 1932, decretó la movilización de todos los pilotos civiles catalanes y de los que residían en Cataluña. Con la publicación del decreto de 29 de septiembre de 1936, se movilizaban a 50 personas en diferentes especialidades aeronáuticas, entre ellas a Mari Pepa Colomer, con la especialidad de piloto aunque sin especificar graduación.

Unas semanas más tarde y a través del decreto de 15 de noviembre de 1936, se movilizaban a siete personas más, entre las cuales figura a Dolors Vives Rodon, como piloto con la graduación de alférez. Fue en esta etapa cuando ambas aviadoras que volaban en aeródromos cercanos, en el de la Aviación Naval y en el aeródromo de Barcelona, se conocieron y comenzaron una amistad que han mantenido hasta su muerte.

Mari Pepa fue destinada como instructora para refrescar la práctica del vuelo a los aviadores movilizados y Dolors Vives fue asignada al piloto Joan Oller para acompañarle en un hidroavión a buscar el crucero Canarias a lo largo de la costa. Luego ambas mujeres fueron destinadas a tareas secundarias como enlaces con los aeródromos catalanes, vuelos para realizar los pagos y para controlar las entradas y salidas del aeródromo Barcelona, al tiempo que intentaban mantener contacto con los pilotos movilizados para tener información de ellos.

Tras una vida intensa en la que la aviación ocupó un lugar principal, Mari Pepa Colomer falleció el 24 de mayo de 2004 en Horley, Inglaterra, y su amiga Dolors Vives, con 98 años, el 12 de junio de 2007 en Barcelona.


La foto destacada en la sección general de ‘Conocimiento’ para anunciar el reportaje es Dolors Vives Rodon en la cabina de una Avro Avian. © Archivo Lluís Corominas.

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