30 noviembre, 2015

El Centre Pompidou arriba a Málaga

Esther G. Ramírez
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El Centre Pompidou ha abierto sucursal en Málaga donde exhibirá parte de su rica colección de arte durante cinco años. La ciudad andaluza se convierte así en el proyecto piloto de una nueva experiencia denominada “Centre Pompidou provisional” que permitirá al público recorrer el arte de los siglos XX y XXI a través de una muestra permanente a la que se sumarán dos o tres exposiciones temáticas o monográficas al año. Ubicado en el singular edificio del Cubo, un espacio con vocación cultural emplazado en plena zona lúdica del puerto, este proyecto supone un espaldarazo definitivo a Málaga como referente de ciudad volcada con el arte. El nuevo Centre Pompidou y el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, también inaugurado esta primavera, se suman así a la propuesta cultural y artística de la ciudad que cuenta, entre otros, con el Museo Picasso, el Museo de la Casa Natal de Picasso, el Centro de Arte Contemporáneo y el Museo Carmen Thyssen.

 

El talento, la fuerza revolucionaria y la influencia de Picasso no podían pasar desapercibidas en el nuevo Centre Pompidou de Málaga. Su potente escultura Tête de femme (de 1931) o su soberbio lienzo Le chapeau à fleurs (de 1940) dan la bienvenida al visitante en el primer peldaño de este recorrido por el arte de los siglos XX y XXI. Y es que el museo de arte parisino ha elegido la ciudad natal del pintor malagueño para desarrollar un nuevo proyecto que pretende desplegar su colección abriéndose a nuevos públicos en diferentes partes del mundo. Centre Pompidou provisional es el nombre de esta iniciativa ideada e impulsada por Alain Seban, presidente de la institución, que permitirá establecer nuevas conexiones en las escenas emergentes del arte contemporáneo para desarrollar y proyectar mejor la colección del Centre Pompidou, una de las más importantes del mundo con más de 100.000 obras.

El acuerdo con el Centre Pompidou contempla la cesión de parte de su colección durante un periodo de cinco años prorrogables, además de dos o tres exposiciones temporales

En Málaga, el nuevo centro ofrece una exposición permanente con unas 90 obras entre las que se encuentran piezas de artistas como Francis Bacon, Brancusi, De Chirico, Dubuffet, Chagall, Giacometti, Kandinsky, Frida Khalo, Magritte, Miró, Tinguely o el propio Picasso. El acuerdo con la institución francesa contempla la cesión de parte de su colección durante un periodo de cinco años prorrogables, además de dos o tres exposiciones temporales o monográficas al año que incluirán propuestas artísticas relacionadas con la fotografía, el diseño, la arquitectura y el vídeo. Esta experiencia estará acompañada de programas pluridisciplinares dedicados a la danza, la representación, la palabra y el cine con el objetivo de atraer tanto al público interesado por el arte y la cultura, como aquellos que todavía tienen un interés incipiente, especialmente los más jóvenes.

Centre Pompidou Málaga
Museo Pompidou
Interior del Centre Pompidou, Málaga

El coste de todo ello es de un millón de euros anuales que correrán a cargo de las arcas municipales, a lo que se añade el importe de la reforma arquitectónica de la denominada esquina de oro del nuevo Puerto de Málaga. No obstante, los ingresos que se recauden por las entradas y otros conceptos, se destinarán a sufragar parte de estos gastos.

El Cubo, edificio que alberga el nuevo Centre Pompidou Málaga, se erige frente al mar, en una situación privilegiada de amplios paseos.

El Cubo

Cristal y metal, luz y color en forma de cubo. Así es el edificio que alberga el nuevo Centre Pompidou Málaga que se erige frente al mar, en una situación privilegiada de amplios paseos con zona comercial y de ocio que recibe con soltura a los miles de turistas, viajeros y cruceristas que cada año llegan al Puerto malacitano. Allí, mirando hacia la Bahía de Málaga, entre los muelles 1 y 2 donde antaño se realizaban las labores de carga y descarga de los barcos, está ubicado en el Cubo; detrás: la ciudad y la montaña. Todo orquestado para convertirse en punto de encuentro para artistas, aficionados, visitantes,...

Pompidou Málaga

Centro Pompidou de Málaga, acceso a la exposición permanente

Este Cubo de cristal, que deja pasar a raudales la luz del Mediterráneo tamizada por los colores que parchean sus muros, se abre hacia abajo invitando al visitante al recogimiento y la contemplación. Si en el exterior todo es amplitud y espacio, en el interior prima un intimismo y una serenidad que propician un mayor disfrute del arte.

En definitiva, un edificio pensado y diseñado para uso cultural que se erigió en 2013 en pleno espacio lúdico del Puerto malagueño y que unos meses más tarde, ya en 2014, fue adaptado para acoger esta primera sucursal de la institución francesa. Como señala José María Luna, director del centro, “era un espacio destinado a uso cultural resultante de la apertura de la ciudad hacia el Puerto, está situado en una extraordinaria zona de expansión de la ciudad y sus habitantes, por la que pasan más de seis millones de personas al año, y además disponía de una gran superficie lista para adecuar”.

Más de 2.000 metros cuadrados para disfrutar y comprender mejor el arte contemporáneo a través de algunos de sus grandes protagonistas. El resto del edificio se destinará a exposiciones temporales, talleres y otro tipo de actividades.

Centre Pompidou, Málaga
Utopías Modernas de Huyghe
Centre Pompidou, Málaga
Centre Pompidou, Málaga

Arte de los siglos XX y XXI

Rostros que nos miran, ojos que interrogan, caras plenas de expresión y gesto. Así es la instalación de 32 videoretratos del artista Pierrick Sorin que ya orienta desde el primer momento hacia ese prometedor recorrido por el arte de los siglos XX y XXI. Pero cada retrato no es sino un collage de partes de diferentes personas que también incluye el retrato y la transformación del propio artista.

Y es que la exposición que se despliega en el interior del Cubo aborda cinco grandes temas: la metamorfosis, el cuerpo en pedazos, el cuerpo político, el autorretrato y el hombre sin rostro. A ello se añade la representación de un conjunto evocador del taller de Brancusi, así como una amplia referencia al propio Centre Pompidou, su emblemático edificio y su modelo cultural que ahora, con esta nueva iniciativa, comienza una etapa más amplia e internacional.

La primera parada de la exposición, que se engloba bajo el epígrafe de Metamorfosis, destila la arrolladora influencia de Picasso. El artista malagueño manejó como nadie las posibilidades y los límites del retrato, trasgredió las normas y desafió al propio arte introduciendo mutaciones y variaciones no sólo en el plano, sino en la propia concepción del retrato. El desarrollo del Cubismo y la influencia del Surrealismo alentaron una nueva forma de ver y comprender el arte. La libertad que el artista despliega en sus obras se extiende a otros autores que recrean retratos cargados de alusiones o referencias simbólicas.

La rotunda escultura de Picasso Tête de femme (de 1931) y su bello y sugerente lienzo Le chapeau à fleures (1940) protagonizan una sala en la que también se encuentran obras que sirven de merecido homenaje al genio malagueño. Además de Dora Maar de Antonio Saura y de tres lienzos de Erró en los que recuerda claramente a Picasso, en la muestra se exhibe también Stravisnky, una obra irreverente y divertida del autor islandés, junto a piezas de artistas como Glenn Brown y John Currin. Como colofón, un vídeomontaje de Rineke Dijkstra en el que un grupo de escolares reflexionan e intercambian opiniones sobre una supuesta mujer llorando (el cuadro de Picasso La femme qui pleure en el que mezcla la imagen de Dora Maar y una alegoría de la guerra civil española); una nueva forma de retrato imaginario y colectivo basado en las emociones y reacciones del espectador.

La exposición que se despliega en el interior del Cubo aborda cinco grandes temas: la metamorfosis, el cuerpo en pedazos, el cuerpo político, el autorretrato y el hombre sin rostro

El autorretrato

Autorretratos constituye la segunda etapa de este recorrido artístico donde se pueden contemplar obras de gran belleza y colorido como el Dimanche de Marc Chagall (1952-54) en la que recrea un París que sirve de lugar de encuentro entre su propio mundo interior y el entorno que le rodea, y donde aparece su propio retrato y el de su mujer Vava. La reflexión sobre la integridad humana y su interrelación con los acontecimientos históricos del momento está también presente en los planteamientos que ofrecen algunos artistas a través de sus autorretratos como Francis Bacon o Zoran Music.

Raoul Dufy, Julio González y su aire melancólico, Van Donger con su Homenaje a Neptuno (1922), Eduardo Arroyo con una característica representación de El caballero español (1970) y Maurice Lemaître con un collage titulado Autorretrato de mi padre (1994), son algunos de los artistas que se muestran a sí mismos en esta etapa de la muestra. Merece también destacarse un pequeño retrato de Frida Kahlo pintado sobre aluminio y rodeado de pintura bajo vidrio de inspiración mexicana, que lleva por título The frame (1938).

La primera parada de la exposición, que se engloba bajo el epígrafe de Metamorfosis, destila la arrolladora influencia de Picasso

La exposición no se para ahí y también plantea al espectador la posibilidad de jugar con su propia imagen a través de unos pequeños espejitos. Esta interacción con el visitante rememora obras de Picasso, Van Dongen e incluso el propio Jean Tinguely en cuyo Autorretrato de 1988 emplea un disfraz reutilizado estableciendo un juego de sensaciones, destrucción y danza macabra.

CIudad de Málaga

Málaga

El hombre y el arte

El hombre sin rostro es el epígrafe bajo el que se aglutinan una serie de obras que arrancan con el dolor de la guerra y se adentran en la reflexión sobre la deshumanización y la alienación que produce la sociedad de consumo. Desde la alegoría sobre lo humano y lo no humano de la instalación en vídeo de Tony Oursler, hasta la escultura de un hombre boca abajo con la cabeza metida en un cubo de Alain Séches, o el Movie House (Una taquilla del cine) de George Segal, todo apunta en el mismo camino de búsqueda de nuevas interpretaciones sobre el comportamiento humano. Pero entre las obras más destacadas cabe señalar las figuras anónimas de Chirico, los desnudos tubulares de Fernand Léger y las esculturas características de Giacometti, así como las obras de Picabia y Calder, entre otros.

Al visitante tampoco le son indiferentes los bronces de Tom Sach (Hello Kitty de 2001) o de Joan Miró (Femme, de 1969, una obra arquetípica de la feminidad en la que plantea la dualidad ángel y demonio).

El siguiente temática que aborda la muestra es El cuerpo político en el que las mujeres cobran un especial protagonismo imponiendo su propia visión del mundo e incluso parodiando la utilización de su imagen y de su cuerpo como tractores de consumo. En este contexto se enmarca La mujer objeto (1967) de Peter Klasen o El beso de la artista de Orlan.

Con una cierta alusión a la infancia y al enfrentamiento entre la verdad y la mentira, se presenta la instalación de Annette Messager Los internos donde una serie de vitrinas exhiben pájaros disecados vestidos con diferentes tipos de accesorios. Pero quizá una de las obras más impactantes sea el vídeo de Sigalit Landau Hula hoop con alambre de espino (2001) en el que una joven con el cuerpo marcado por la guerra juega en una playa de Tel Aviv con un aro de espino. Pura alegoría a la historia y la situación política que vive su país.

La última temática de la muestra gira en torno al Cuerpo en pedazos que rememora la facilidad con la que Picasso desmontó el mito de la belleza académica con su famosa obra Las señoritas de Avignon (1907). A partir de ahí, la exposición plantea una reflexión sobre la nueva conciencia que el hombre va adquiriendo sobre sí mismo y cómo es capaz de plasmarlo a través del arte. Junto a Couple Mougins (1971) de Picasso, una obra de Willem De Kooning sin título y otra de Tàpies titulada Les jambes (1975). También está presente García Sevilla con Pariso 20 (1985), Graham Sutherland, Georges Baseiz, Max Ernst, Francis Picabia y René Magritte con dos soberbias obras: Souvenir de Voyage (1926) y Le Viol (La violación, 1945) en la que representa un magnífico rostro-cuerpo a modo de denuncia.

En el centro de la sala, un impresionante montaje de Kader Attia titulado Ghost (Fantasma, 2007) en el que se presentan 102 esculturas de cuerpos ausentes realizadas con papel de aluminio y vacías por dentro.

Por último y como despedida al visitante, los comisarios de la exposición han querido incorporar un conjunto de esculturas entre las que se encuentran obras de Max Ernst (L’imbecil, 1961) y Julio González (Homme cactus I, 1939-64).

Se pretende que el museo malagueño sea también un espacio abierto a nuevas formas de espectáculo vivo

Un amplio plantel de actividades

El Centre Pompidou Málaga lleva en su ADN es espíritu multicultural y pluridisciplinar de su progenitor. Por eso se pretende que el museo malagueño sea también un espacio abierto a nuevas formas de espectáculo vivo, sea capaz de crear eventos paralelos que intensifiquen el ritmo de la programación, incluyendo el directo y la representación en el recorrido de las exposiciones. La danza, la música, el vídeo,... son algo más que opciones futuras.

La palabra, a través de conferencias, debates y lecturas, será también objeto de citas regulares, ya que el centro dispone de un auditorio con 128 plazas disponible para este tipo de actividades. La historia del arte, la arquitectura, el diseño gráfico y las conexiones de las artes plásticas con el resto de las artes, son algunas de las líneas de actuación sobre las que ya se están trabajando.

Entrada del Centre Pompidou, Málaga

José María Luna, director del Centre Pompidou Málaga

“La llegada del Pompidou refleja el esfuerzo de toda la ciudad”

 

La ciudad de Málaga ha dado un importante salto cualitativo dentro del panorama artístico español tras la inauguración esta primavera de dos importantes centros de arte: el Museo Ruso y el Centre Pompidou Málaga, que se suman a la casi treintena de museos y centros culturales que tiene la ciudad. Entre ellos se incluyen algunos tan emblemáticos como el Museo Picasso, la Casa Natal del pintor malagueño, el Centro de Arte Contemporáneo y el Museo Carmen Thyssen.

Al frente de buena parte de ellos se encuentra José María Luna que además de pilotar la Fundación Picasso-Museo Casa Natal, ha coordinado el desembarco en Málaga tanto del Centre Pompidou como del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo. Según Luna, ambas iniciativas reflejan el “esfuerzo de toda la ciudad que responde a las líneas marcadas en sus planes estratégicos, a lo que hay que sumar la constancia del alcalde que ha liderado su puesta en marcha”. Respecto a los objetivos de futuro, señala que “no me corresponde a mí marcarlos y debe ser la ciudad la que, entiendo que a través de la revisión de sus planes estratégicos, los vuelva a marcar”.

El nuevo Centre Pompidou Málaga aporta a la ciudad andaluza “una visión transversal del arte del último siglo, con una vocación productiva de comunicación e intercalación con el público, en especial con aquellos menos familiarizados con el arte actual. Sin olvidar, evidentemente, la presencia de piezas de artistas que no es usual ver en los centros del sur de España: Brancusi, Giacometti, Leger, Helion, Frida Khalo, etc.”

Respecto a la posibilidad de que el Centre Pompidou permanezca en Málaga más allá de los cinco años establecidos, José María Luna comenta que “hoy en día todo se mueve muy rápido. Lo que hoy es lo último, mañana ya está desfasado. No he sido yo quien ha planteado este periodo de tiempo, pero sí le puedo decir que el equipamiento, uno de los mejores de Andalucía, ya se queda en Málaga para siempre y confiamos que la experiencia, que es prorrogable no se olvide, marque una época. No sé qué pasará dentro de cinco años, ni siquiera sé que pasará la semana próxima, pero sí sé que todo el equipo está trabajando con gran ilusión para que esto merezca la pena y así va a ser, no me cabe duda”.

De momento, los planes del Centre Pompidou a medio y largo plazo son “estrechar los lazos con la ciudad y sus distintos colectivos, culturales o no, los agentes culturales por supuesto, desarrollar nuestros programas de mediación y cultural, intensificar nuestra actuación con los no públicos y trabajar en las próximas exposiciones temporales, la primera de ellas la obra sobre papel de Miró”.

Y el reto personal de Luna como responsable del centro: “Hacer que la experiencia sea realmente fructífera para distintos tipos de público y conseguir que vuelvan. Que vuelvan a plantearse cuestiones, a reflexionar a través de la experiencia estética”.

Museo Ruso, Málaga
Museo Ruso, Málaga
Museo Ruso, Málaga
Museo Ruso, Málaga
Interior del Museo Ruso, Málaga

Museo Ruso, un centro de referencia

 

Ubicado en el antiguo Edificio Tabacalera, un magnífico ejemplo de arquitectura regionalista construido en la década de los años 20 y rehabilitado recientemente para albergar usos culturales, el nuevo Museo Ruso de Málaga quiere convertirse en un centro de referencia de la cultura rusa en Europa. No en vano, este espacio albergará dos tipos de exposiciones: una de amplio espectro y duración que se renovará anualmente, y otra serie de exposiciones temporales que tendrán una mayor rotación y que serán de temáticas concretas. El objetivo es mostrar de la manera más amplia posible la gran riqueza cultural, histórica y artística del pueblo ruso.

Con una notable unidad de fondo, la exposición inaugural de larga duración que acoge la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo incluye un centenar de obras que permiten un amplio e ilustrado recorrido por el arte ruso desde el siglo XV hasta el XX. La muestra, que permanecerá abierta hasta octubre de 2015, arranca con la arraigada tradición de los iconos para terminar en el deshielo del régimen soviético, a mediados del siglo XX. En este arco se puede comprobar, por tanto, la atracción que los movimientos europeos ejercieron en los artistas rusos, así como la influencia permanente de la identidad nacional; entre ambos polos se movieron muchos de los artistas que ahora se exhiben en el nuevo museo malagueño. Iliá Repin, Isaac Levitan, Vasili Kandinsky, Alexandr Rodchenko, Marc Chagall, Olga Rózanova y Alexandr Deineka son sólo algunos de los nombres que habitan estas salas.

Además, el Museo Ruso ha querido estrenar su presencia en la ciudad andaluza con una exposición temporal dedicada a Sergei Diaghilev y su época, conocido por promover los célebres Ballets Rusos. Un total de 69 piezas que abarcan desde obras pictóricas donde prima el simbolismo de principios del XX, hasta reproducciones de vestuario, documentos gráficos, proyecciones sobre los Ballets Rusos, esculturas decorativas, etc.

Pero la oferta no termina con las colecciones de arte. El centro dispone de un pequeño auditorio, tres salas de proyección, talleres infantiles, sala de lectura con libros de referencia y una sede del Museo Virtual conectada con más de cien lugares del mundo. Estas instalaciones permiten ofrecer una programación mensual de conferencias, películas, lecturas literarias, música clásica y folklore que convierten esta sede malagueña en una ventana por la que asomarse al alma de Rusia.

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