
Arte contemporáneo en pleno Camino del Cid
Diego ArribasEn el interior de la provincia de Teruel, allí donde se recuerdan los pasos de Rodrigo Díaz de Vivar en el Cantar del Mío Cid, se encuentra la Fundación Museo Salvador Victoria de arte contemporáneo. Ubicada en Rubielos de Mora, una localidad de 700 habitantes, la riqueza de sus fondos y la presencia de las más prestigiosas firmas artísticas, sorprende a quienes se acercan a visitar este privilegiado enclave natural y cultural.
En el interior de la provincia de Teruel, flanqueada por las serranías de Gúdar y Javalambre, bajo el intenso añil del cielo del Maestrazgo, se encuentra Rubielos de Mora, una localidad de 700 habitantes que presume de distinciones tan prestigiosas como el Premio Europa Nostra, concedido en 1983 por la exquisita conservación de su patrimonio arquitectónico o, más recientemente, su reconocimiento como Slow City, un movimiento internacional que reconoce los esfuerzos de las ciudades diseñadas en función de parámetros saludables y sostenibles, que hacen que la vida de sus vecinos discurra de forma más relajada. Un selectivo club al que pertenecen tan solo otras siete ciudades españolas: Lekeitio y Mungía en Vizcaya; Pals, Begur y Palafrugell en Girona, Bigastro en Alicante o Pozo Alcón en Jaén. Localidades que, sin renunciar a los avances tecnológicos, defienden su identidad, su gastronomía, sus tradiciones y la cordialidad en las relaciones entre vecinos. La filosofía de sus habitantes podría resumirse con el célebre binomio de tranquilidad y buenos alimentos.
Tradición y modernidad conviven también en este municipio turolense en muchos de sus ámbitos, pero sobre todo en el de la cultura. La existencia de un museo de arte contemporáneo en la localidad sorprende a quienes se acercan a este privilegiado enclave, atraídos inicialmente por el rico patrimonio arquitectónico, fruto de su densa historia que hunde sus raíces en el siglo XII, como lo atestiguan los restos de sus murallas. No en vano, la localidad forma parte del Camino del Cid, una ruta turístico cultural que atraviesa cuatro comunidades autónomas: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y la Comunidad Valenciana, siguiendo los pasos de Rodrigo Díaz de Vivar recogidos en el Cantar del Mío Cid.
La Fundación Museo Salvador Victoria pone el contrapunto al rico pasado histórico de Rubielos de Mora, conectándolo con la modernidad. El museo alberga una importante colección de arte contemporáneo formada principalmente por obras de Salvador Victoria (Rubielos de Mora, 1929 – Alcalá de Henares 1994), uno de los máximos exponentes de la abstracción lírica de nuestro país, junto con una selección de obras de los más destacados artistas de su generación, pertenecientes a la corriente abstracta de la segunda mitad del siglo XX.

La donación como punto de partida
La cronología de la creación de este museo arranca en 1992, cuando el alcalde de Rubielos de Mora, Ángel Gracia, propone a Salvador Victoria la donación de una parte de su obra a su pueblo natal. La generosidad del pintor respondió con entusiasmo a la invitación y a partir del verano de ese año comenzaron a trabajar en la donación de un conjunto de obras que recogiera lo más representativo de su dilatada carrera artística.
Junto con la donación de sus obras, Salvador Victoria, profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, propuso al consistorio la creación de talleres de grabado durante el verano, como complemento a la función expositiva, para acercar el museo a los más jóvenes. Su labor docente universitaria le había granjeado un buen número de seguidores entre sus alumnos, y ya contaba con algunos de ellos para comenzar el primer curso.
Su repentino fallecimiento en 1994 dejó en el aire la materialización de este proyecto museístico, hasta que, poco tiempo después, su esposa, Marie Claire Decay, lo retomara con el apoyo incondicional de Ángel Gracia y la colaboración del crítico de arte Jesús Cámara.
Marie Claire Decay concretó la donación de las obras de su marido con la incorporación de otros autores de su generación, pertenecientes a la colección del matrimonio. La donación se enriqueció notablemente con esta aportación, transformando el carácter monográfico del proyecto inicial en un proyecto museístico generacional, correspondiente al grupo de artistas españoles que despuntaron en la década de los 50, muchos de los cuales se conocieron en París, a donde viajaban como cita obligada al encuentro de las vanguardias.
La colección fundacional se presentó en el Museo Provincial de Teruel en el año 2000, integrada por una larga nómina de artistas que arropaban a una cuidada selección de obras de Salvador Victoria. La relación completa de los artistas que forman la colección nos da una idea de su valor: Lucio Muñoz, Francisco Farreras, Egon Nicolaus, José Caballero, Rafael Canogar, Manuel Rivera, Eusebio Sempere, Amalia Avia, Juan Genovés, Antonio Saura, Doro Balaguer, José Vento, Francisco Echauz, Luis Caruncho, José Ortega, Joaquín Ramo, José Orús, Rafael Muyor, Amadeo Gabino, José Luis Sánchez, Julio López Hernández, Arcadio Blasco, Elena Colmeiro, Julia Dorado, José Luis Lasala, Enrique Trullenque, Diego Arribas, Eduardo Sanz, María Victoria Brox, Martín Chirino, Gabriel Fuertes, José Luis Gómez Perales, Manuel Hernández Mompó, José María Iglesias, Vicente Pascual, Manuel Millares, Gerardo Rueda, Pablo Serrano o Antoni Tàpies. Una colección que continúa abierta a nuevas adquisiciones, y a la que muchos artistas han manifestado su deseo de incorporarse.
En correspondencia con la calidad de la donación, el Ayuntamiento acondicionó uno de los mejores edificios de la localidad como sede del museo. Se trata del Hospital de Gracia, también conocido como Hospital de Peregrinos, una robusta construcción del siglo XVIII, terminado de construir en 1757 y enclavada en un pequeño espolón sobre el río Rubielos, donde existen indicios de la existencia de un asentamiento árabe con alcázar.

El edificio
El histórico hospital, que a lo largo de sus dos siglos de existencia había tenido diversos usos y algunas modificaciones parciales, fue rehabilitado y acondicionado íntegramente para su nueva función museística por el arquitecto Antonio Pérez Sánchez, finalizando las obras en 2003.
El edificio tiene una planta rectangular de 27 x 11 metros y una superficie total de 1.054 metros cuadrados, de los cuales 478 se destinan a espacio expositivo. Cuenta con tres plantas alzadas y un pequeño semisótano en la parte posterior. Está construido mediante sólidos muros de mampostería ordinaria. Los de la fachada principal y posterior son de carga y en el eje central de la planta existen pilares de piedra con vigas de madera, formándose dos crujías de forjado que apoyan en ellas y en los muros. Los forjados originales estaban realizados con viguetas de madera y revoltón. La comunicación vertical se establece mediante una escalera situada en la crujía posterior, de la que se ha respetado su trazado original, así como la barandilla de madera torneada.
La cubierta es a cuatro aguas, de teja sobre tabla, que apoya sobre la estructura de madera formada por la viga cumbrera en la línea de pilares, las diagonales para la formación de las pendientes y las vigas. La portada de acceso con sillares de piedra en jambas y dovelas en el dintel, está coronada por un elemento mixtilíneo que cobija una pequeña hornacina. Cabe resaltar, en la fachada posterior, los grandes huecos de la planta segunda que contrastan con la gran superficie ciega del conjunto.
La adaptación a la función museística
En la planta baja dispone de un zaguán que conserva en parte el suelo enguijarrado original. En ella se sitúa el control de acceso, el arranque de la escalera, los aseos y el ascensor (ambos adecuados para uso de discapacitados), así como dos salas laterales. La sala de la izquierda alberga el salón de actos y el centro documental del museo, mientras que la de la derecha está destinada a sala de exposiciones temporales.
La planta primera acoge en su totalidad la obra de Salvador Victoria, que se extiende también a parte de la planta segunda, unida visualmente con la primera mediante un amplio hueco que da continuidad espacial a ambas y permite que las obras de gran formato puedan contemplarse debidamente. El resto de la segunda planta alberga las obras de amigos y artistas de la generación del pintor.
Dada la escasa altura de la segunda planta se optó por suprimir el forjado bajo cubierta, para que el espacio fuera más amplio y dejar a la vista la atractiva estructura de madera de la cubierta original del edificio. Una decisión que, a la postre, ha supuesto todo un acierto, tanto por la calidez que el entramado de madera confiere al museo, como por las excelentes condiciones acústicas resultantes. Dos grandes ventanales situados en la segunda planta inundan de luz natural el interior, introduciendo en el edificio el paisaje que lo rodea.
El conjunto resultante es un museo acogedor, cálido, amable, en el que se ha respetado su estructura original, recuperando el esplendor y la nobleza del edificio
El pavimento de las zonas de exposición es de caucho, para absorber el ruido de las pisadas de los visitantes. La planta baja dispone de calefacción. Las zonas expositivas están climatizadas para garantizar las condiciones termohigrométricas aconsejables para las obras expuestas y las exigencias ambientales y de confortabilidad propias de la actividad museística. Existe un sistema de prevención y extinción de incendios, así como un sistema de alarma antirrobo y circuito cerrado de televisión con cámaras conectadas a un monitor.
El conjunto resultante es un museo acogedor, cálido, amable, en el que se ha respetado su estructura original, recuperando el esplendor y la nobleza del edificio. Las huellas del trabajo de los artesanos de la madera y la piedra han quedado deliberadamente a la vista, integrando en las salas el valor artesanal de estos oficios. La escala del museo permite realizar una visita relajada, tranquila, disfrutando durante el recorrido tanto de las obras como del edificio y las vistas exteriores. Contemplar el arte sin llegar a saturarnos, con la certeza de que, al finalizar, aún tendremos tiempo y ganas para realizar otra actividad o, simplemente, deambular por las calles del casco histórico de Rubielos, disfrutando del trazado medieval y sus casas señoriales.

La colección
El Museo Salvador Victoria se inauguró el 22 de mayo de 2003, con la presencia de todas las autoridades aragonesas, de toda la familia de Salvador Victoria y de numerosos amigos y amigas del artista. El acto alcanzó tintes de acontecimiento, ya que en aquel momento resultó ser el primer Museo de Arte Contemporáneo de Aragón, que empezaba su andadura gracias a los esfuerzos y a la generosidad de muchas personas e instituciones.
La colección, formada por 334 piezas, reúne las obras más significativas de cada una de las etapas de Salvador Victoria, junto con las de los compañeros de aquella mítica generación de los años 50, con quienes compartió sus inquietudes de renovación plástica y social, cultivando una gran amistad que se prolongaría hasta su fallecimiento.
La colección permanente está dispuesta cronológicamente. Arranca en el año 1954 y recoge, entre otras, las primeras obras que Salvador Victoria realizó durante su estancia en París, entre 1956 y 1964, enmarcadas en el informalismo gestual. Una impetuosa pintura de juventud que le valió su selección para la XXX Bienal de Venecia de 1960. El reconocimiento internacional se extendería a su participación en otras bienales de arte, como la de Sao Paulo en 1967 o la de Alejandría en 1968. Los años 70 se abren a una etapa de experimentación, en los que su obra transita por poéticas cercanas al espacialismo, trabajando con diversas técnicas vinculadas al collage y la superposición de elementos. En los años 80, círculos y esferas irrumpen en sus telas, configurando desde entonces su particular universo plástico. Una geometría que el pintor revestirá del lirismo que caracteriza su obra, con la incorporación de trazos gestuales y veladuras, así como con la intensa luminosidad que irradian sus últimas composiciones, datadas en 1994.
Su trabajo pictórico se complementa con una nutrida selección de obra gráfica, un importante capítulo de la producción del artista que arranca en 1967 y que desarrollará hasta su fallecimiento, siempre en paralelo a su pintura, utilizando distintas técnicas de estampación como la litografía, la serigrafía, el aguafuerte o la aguatinta. Por último, en una de las alas de la segunda planta, se han instalado las obras de los artistas de su generación.

Arte y medio rural
Desde la apertura del Museo Salvador Victoria en 2003, sus responsables tuvieron muy claro que el esfuerzo desarrollado por las administraciones local y autonómica para hacer posible el proyecto, debía corresponderse desde la institución museística con una actividad que redundara en beneficio de toda la comunidad. Un museo de arte contemporáneo ubicado en el medio rural se convierte en un elemento de dinamización social de su entorno, que debe contribuir al desarrollo cultural y económico de la zona.
Así lo han entendido los componentes del nuevo patronato de la Fundación Museo Salvador Victoria, constituida en abril del presente año bajo la presidencia de Dª Pilar Citoler, que fue también presidenta del patronato del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que cuenta con la inestimable colaboración y continuo estímulo de Marie Claire Decay, como presidenta honorífica. Con su actividad, dirigida a distintos ámbitos y públicos, el museo se ha convertido en un lugar de encuentro para los amantes de la cultura en general y del arte contemporáneo en particular.
Exposiciones temporales
En paralelo a la exhibición de la colección permanente, el museo ha realizado, a lo largo de sus ocho años de existencia, veintidós exposiciones temporales dedicadas, principalmente, a los artistas integrados en su colección, con el fin de dar a conocer la obra de cada uno de ellos de una forma más amplia. Las exposiciones realizadas hasta el momento, por orden cronológico, han mostrado la obra de Victoria Brox, José Luis Gómez Perales, Lucio Muñoz, José Vento, Elena Colmeiro, Martín Chirino, Arcadio Blasco, José María Iglesias, Manuel Rivera, Rafael Canogar, Donaciones 2003-2007, Juan Genovés, Luis Caruncho, Francisco Echauz, Pablo Serrano, Carteles de Exposiciones de Salvador Victoria, Eusebio Sempere, Gabriel Fuertes, Amadeo Gabino, José Orús, Vicente Pascual y, por último, Eduardo Chillida, una exposición que ha tenido una gran repercusión en los principales medios nacionales y ha logrado un record de visitantes.
Cada una de ellas se abre con una mesa redonda en la que intervienen destacados especialistas, que aportan una interesante información sobre la obra y la trayectoria de cada artista. Una actividad didáctica que el público agradece, porque le ayuda a comprender y disfrutar mejor de su visita. Historiadores, críticos de arte, catedráticos, directores de museos y otros expertos, han colaborado con el museo en estas presentaciones, como Kosme de Barañano, Antonio Bonet Correa, Tomás Paredes, Miguel Logroño, Javier Rubio Nomblot, Román de la Calle, Miguel Aguiló, Juan Ramírez de Lucas, Alfonso López Gradolí, José Marín-Medina, José Manuel Álvarez Enjuto, Carmen Pallarés, Alfonso de la Torre o Luis Chillida Belzunce, entre otros.

Centro de documentación
De cada una de estas exposiciones, el museo edita el correspondiente catálogo, a la vez que recopila publicaciones y otros catálogos de exposiciones del artista, incorporando todo este material a su biblioteca. De este modo, después de ocho años de existencia, la Fundación ha configurado un interesante centro de documentación, especializado en la obra de Salvador Victoria y los creadores de la corriente abstracta de la segunda mitad del siglo XX. Unos recursos que empiezan a ser visitados por profesores, investigadores y estudiantes que realizan sus tesis doctorales sobre alguno de los artistas de la colección o el contexto histórico de su generación.
Junto a los catálogos de las exposiciones temporales, el catálogo general del museo, editado en el momento de su apertura, es también un valioso documento de consulta. Desde su presentación en 2003 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, a cargo de su director, Juan Manuel Bonet, esta publicación ha tenido una gran demanda desde otros museos, centros de arte y universidades, hasta agotar sus existencias. En la actualidad está en preparación una nueva edición a la que se incorporarán las últimas adquisiciones realizadas.
Además de los documentos bibliográficos, los fondos del Museo Salvador Victoria, están incluidos en el Programa Domus, dependiente del Ministerio de Cultura. Una catalogación unificada de las piezas de los principales museos nacionales, que permite la consulta a través de Internet de las colecciones de los museos integrados en la Red Digital de Colecciones de Museos de España. Una eficaz herramienta que facilita la gestión interna, la labor de los investigadores y la relación entre museos.
Talleres y actividades didácticas
Cumpliendo la voluntad de Salvador Victoria de reforzar la actividad museística con la docente, el museo se ofrece como un excepcional recurso didáctico para los distintos niveles educativos de los centros de su entorno, particularmente de Aragón y la Comunidad Valenciana. Cada vez son más numerosas las visitas de profesores y alumnos de educación primaria, secundaria, bachillerato, enseñanzas artísticas y, muy especialmente, de la universidad, desde que en el curso 2006-2007, se implantaran en Teruel los estudios universitarios del Grado en Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza. La oportunidad de poder contar con un museo de estas características es especialmente valioso para los centros docentes próximos, dada la lejanía de los grandes núcleos urbanos en los que se encuentran los grandes museos y centros de arte contemporáneo.
El museo ha desarrollado también cursos de grabado en colaboración con la Universidad de Verano de Teruel, para lo que cuenta con su propio equipamiento técnico: tórculo, planchas y el resto de accesorios. Los cursos han sido impartidos por profesores de las facultades de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y la Politécnica de Valencia.
Junto a esta actividad didáctica, el Museo Salvador Victoria ha atendido también a la promoción de los artistas locales, concediendo una beca de creación denominada “Resident.es” al escultor Gabriel Fuertes, con la colaboración de la Asociación para el Desarrollo de Gúdar-Javalambre y Maestrazgo y el Ayuntamiento de Rubielos de Mora.
Por otra parte, las excelentes condiciones acústicas del museo, derivadas de la utilización de materiales naturales en su construcción y, en especial del entramado de madera de la cubierta, han permitido incorporar en su programación conciertos de música clásica que tienen lugar durante el verano. La última actuación estuvo a cargo del cuarteto de cuerda Mediterranean String Quartet, formado por dos violines (Jordi y Xavier Tortosa), una viola (Almudena Arribas) y un cello (Bernat Tortosa). La comunión entre música y artes plásticas crea un ambiente muy especial entre el público, tanto veraneantes como de la comarca, cuya asistencia crece con cada nueva edición.

Colaboración con otros museos
Consciente de los condicionantes propios de un museo de estas características, la Fundación mantiene contactos y relaciones con otros museos con los que comparte objetivos y proyectos comunes. El soporte recibido desde el Museo de Teruel, dependiente de la Diputación Provincial, ha sido decisivo para el desarrollo de muchas actividades, especialmente las exposiciones temporales, en las que colabora con el transporte y seguro de las obras. Una estrecha relación con el equipo técnico y la dirección de este museo provincial, que se concreta también en exposiciones conjuntas, como la que se desarrollará próximamente dedicada al pintor catalán Godofredo Edo, cuya obra se expondrá simultáneamente en ambos museos.
Las ventajas y los inconvenientes derivados de la ubicación en un medio rural, alejado de los grandes circuitos del arte contemporáneo, nos acerca a museos similares de otras comunidades autónomas, con los que exploramos fórmulas de colaboración y optimización de recursos. Algunos de ellos son la Fundación Museo Oteiza de Alzuza, en Navarra, o el Museo Vostell Malpartida de Cáceres, en Extremadura, con los que preparamos actualmente un proyecto de colaboración.
La Fundación Museo Salvador Victoria invita a quienes les gusta disfrutar del arte, de la tranquilidad del medio natural, de la gastronomía y de la arquitectura, a visitar Rubielos de Mora y nuestro museo, con el deseo de que las expectativas que hayan podido despertar estas páginas queden más que satisfechas.
*Diego Arribas es el director del Museo Salvador Victoria.