Moneo proyecta un museo de arte para la Universidad de Navarra
Gonzalo IguainNavarra, una de las pocas regiones que aún no tiene un museo de arte contemporáneo, proyecta un centro que estará ubicado en el campus universitario y que ha sido diseñado por Rafael Moneo. La Fundación Beaumont sustenta este proyecto que contará con un legado artístico de excepción: 60 piezas de artistas de excepción entre los que figuran Picasso, Rothko, Tapiès, Chillida, Oteiza, Palazuelo, Feito,... A todo ello se añade el fondo fotográfico de Ortiz Echagüe con imágenes de gran valor artístico e histórico.
Con 128 euros por habitante, según datos del Anuario de Estadísticas Culturales del ministerio, Navarra es de largo la autonomía española que más dinero invierte en cultura en términos relativos. Sin embargo, el Reino es también una de las pocas regiones que no cuenta con un museo de arte contemporáneo, a pesar de que ya hace diez años se firmase un convenio entre el Gobierno de la comunidad foral, el Ayuntamiento de Pamplona y la Fundación Beaumont para crear el futuro Centro Navarro de Arte Contemporáneo en un recinto histórico y muy ligado al arte, como es la ciudadela de la capital navarra.
Problemas de diversa índole sobre el emplazamiento, la división política y la labor de seducción realizada por el Opus Dei sobre María Josefa Huarte, propietaria del legado artístico de la fundación, truncaron el proyecto artístico de carácter público. Sin embargo, otra iniciativa, de índole privada, se está abriendo paso: la creación de un museo de arte contemporáneo en el campus de la Universidad de Navarra que regenta la institución eclesiástica antes citada.
Rafael Moneo entregó en febrero de 2010 el proyecto que consiste en una construcción de dos plantas de altura, con casi 10.000 metros cuadrados de salas para exposiciones y talleres, y un auditorio con capacidad para 700 personas.
Hace dos años, la Fundación Beaumont alcanzaba un acuerdo para ceder la colección de arte, con 60 piezas de artistas consagrados (Picasso, Rothko, Tapiès, Chillida, Oteiza, Palazuelo...) a la universidad privada, que se compromete a mantener abierta al público la colección en un nuevo centro proyectado por Rafael Moneo, ser ampliada y convertirse en eje de la investigación artística del arte contemporáneo. Al respecto hay que señalar que bastantes años antes, la universidad había constituido la cátedra Félix Huarte, padre de la donante y personaje clave en la modernización artística y económica de Navarra, por la que han pasado los teóricos del arte más ilustres del país.
Rafael Moneo, también navarro, entregó en febrero el proyecto, que consiste en una construcción de dos plantas de altura, con casi 10.000 metros cuadrados de salas para exposiciones y talleres, y un auditorio con capacidad para 700 personas. Algunos trámites pendientes y las gestiones para su financiación han retrasado su construcción, y ahora no se prevé que las obras comiencen hasta finales de 2011.

Museo Universidad de Navarra.
En el mes de junio de 2010 se nombró director del futuro museo a Miguel López-Remiro, que trabajó anteriormente en el Guggenheim de Bilbao, quien destaca el binomio Museo-Universidad. “La comunidad universitaria contará con un lugar de encuentro con las artes, en su sentido más amplio, pintura, fotografía, arquitectura, artes escénicas y peformativas. Será un centro de cultura visual contemporánea, disponiendo de espacios expositivos, pero también talleres, aulas de ensayo e investigación y el auditorio”.
No cabe duda de que Universidad y Museo han transitado por el mismo camino desde siempre, y que como centros de formación, las universidades necesitan la riqueza pedagógica que aportan las colecciones. En el siglo XIX, el despegue de las ciencias exigía una formación con museos propios, que nacen de los legados de aristócratas millonarios, y son los anglosajones quienes marcan la pauta.
AL HILO DE LAS GRANDES UNIVERSIDADES
Oxford, con su museo Ashmole en primerísimo lugar, y Cambridge por citar dos centros de excelencia académica, cuentan con importantes colecciones de botánica, zoología, geología y.... arte. Ya en el siglo pasado muchas universidades comenzaron a dotarse de colecciones museísticas de carácter artístico, no científico. Ejemplos de legados importantes en este campo, que dieron lugar al nacimiento de museos artísticos universitarios son los de Earl Fitzwilliam para Cambridge, el de Augusto Nogueira a la Universidad de Minho en Braga, pero sobre todo hay que subrayar dentro de Europa el de la Universidad de Lovaina, que partiendo de sus fondos, ha conseguido constituir un museo fantástico desde los años sesenta gracias a las donaciones de Frans Van Hamme, Abbé Mignot, Eugene Rouir y la pareja Boyadjian.
No hay una sola universidad estadounidense buena que no cuente con al menos un museo. Por poner un ejemplo emblemático, Harvard tiene ocho y un centro de conservación y restauración. Destaca, el Fogg, que así se apellidaba el mecenas, con 2.300 pinturas que abarcan desde Fray Angelico hasta Pollock, a lo que hay que añadir 1.400 esculturas y otros 2.000 objetos artísticos. En arte moderno destaca igualmente el de la Universidad de California, creado por la galerista Ruth Schaffner, que había dado a conocer los movimientos artísticos de los años ochenta y noventa, fraguados allí.

'Búho' de Jorge Oteiza.
EL LEGADO DE ORTIZ ECHAGÜE
El de Navarra arrancará con posibles ya que cuenta con el legado obtenido en 1990 de uno de los fotógrafos españoles “más sobresalientes”, como subraya López-Remiro: el de Ortiz Echagüe. Enriquecido con otras colecciones y donaciones hay base para que el centro sea una referencia del estudio de la fotografía española desde sus orígenes. “La universidad realiza desde hace años un programa de coleccionismo, denominado Tender Puentes, en el que propone a los autores vivos crear obra mediante un diálogo con las colecciones ya existentes”, apunta el director. De esta manera, ya cuenta con fotografía de Joan Fontcuberta, Bleda y Rosa o Lynne Cohen, entre otros.
Además de este fondo fotográfico, el gran ariete para romper moldes en el panorama museístico universitario español es el conjunto de la obra donada por María Josefa Huarte. Esta mujer, ya octogenaria, supo apoyar desde el principio a artistas de la talla de Oteiza, Chillida y Tàpies, y su colección refleja una sensibilidad artística excepcional.
LA SENSIBILIDAD DE JOSEFA HUARTE
La propia María Josefa ha explicado el nacimiento de su colección. “La colección se inicia en 1956 con la adquisición de un relieve negativo en escayola, de 15 centímetros, del museo experimental de Jorge Oteiza, que más tarde el artista fallecido, que cuenta con su propio museo en Navarra, esculpió en piedra de grandes dimensiones, y se emplazó en nuestra vivienda. Su poderosa presencia impuso, de alguna manera, la estética que orientó las posteriores adquisiciones”.
Sin duda, una de las mejores piezas es L’Esperit Català de Tàpies. La propia María Josefa ha declarado que le conmovió su visión en la galería Maeght de París, esa inmensidad espiritual plasmada en una pintura sobre madera, de 300 kilos de peso, que refleja la senyera en un encuadre místico.
Por la misma época, Huarte descubrió la obra de Matt Rothko, todavía desconocida para el gran público en Basilea. En conjunto, el museo recibirá alrededor de 60 obras de gran valor, realizadas en su mayoría a partir de los años cincuenta del siglo pasado, excepción hecha de la muestra de Kandinsky.

'Chin III' de Pablo Palazuelo.
DE PICASSO A CHILLIDA
El arte español está muy bien representado, Feito, Burguillos, Hernández Mompó, Palazuelo, Millares, Sempere, Tàpies, Rueda, Picasso y César Manrique, entre otros. Hay también cinco grandes artistas vascos, Chillida, Oteiza, Ruiz Balerdi, Sistiaga y Muniateguiandikoetxia.
Todos ellos conforman un abanico de obra que se ajusta plenamente al arte contemporáneo al crearla con una gran variedad de técnicas y materiales. Desde el eterno óleo, a técnicas mixtas sobre lienzo, madera, arpillera, acero pintado, pintura sobre bronce, acrílico, fundición de zinc, mármol, etc...
Lo más probable es que el nuevo centro no cuente con la obra del ayuntamiento pamplonica, gran comprador en ARCO, con casi 200 obras, ni la del Gobierno Foral, ya que éste tiene previsto levantar otro museo contemporáneo, al lado del actual Museo de Navarra, con la idea de conectar ambos. Pero en todo caso, contará con unos fondos artísticos de gran valor.

'Sin título' de Rothko.
Eclosión de los museos a partir de los ochenta
España, que había sido una potencia mundial en artistas plásticos y depósito de obra hasta el siglo XIX, entra en una decadencia absoluta con posterioridad, lo que se traduce en una ausencia manifiesta de coleccionismo de arte contemporáneo, fundamentalmente por factores socio-políticos, con el consiguiente rechazo de la modernidad y aislamiento artístico. A ello se añaden factores económicos derivados del empobrecimiento de las élites. Sin embargo, en los años que siguen al advenimiento de la democracia surge una eclosión de instituciones fundadas para el fomento de los movimientos artísticos contemporáneos, que se aviva con la sana competencia entre autonomías, la pujanza de las escuelas de Bellas Artes y el creciente cosmopolitismo de la sociedad española, ya con un definitivo sesgo urbano y moderno. El virus que desencadenaría esta fiebre tiene también un nombre: el Guernica de Pablo Picasso, devuelto a España por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).
Para hacerse una idea de la magnitud del cambio conviene recordar que el actual museo nacional Reina Sofía (MNCARS) sólo tiene 20 años, habiendo conseguido importantes logros desde entonces, tanto en exposiciones como en obra adquirida, siendo el gran motor del cambio la instalación definitiva del Guernica en su interior. Más de dos millones de visitantes al año lo avalan.
Desde mediados de los años ochenta hasta el ecuador de los noventa, abrieron sus puertas siete museos relevantes, además del nacional con sede en Madrid, el IVAM valenciano, el Guggenheim bilbaíno, símbolo del renacimiento de la ciudad vasca, el canario Centro Atlántico de Arte Moderno (las islas han parido artistas inmensos como Óscar Domínguez, Manuel Millares y Martín Chirino, entre otros). Otros tres grandes nombres de la geografía española, Andalucía, Extremadura y Galicia, no se quedaron atrás, y así vieron la luz el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), el pacense Museo Extremeño e Ibérico (MEIAC) y el compostelano Centro Galego (CGAC). Todos ellos, con edificios de postín, bien remodelados o construidos por arquitectos de gran prestigio, como es el caso de Richard Meier, encargado de levantar el MACBA barcelonés. A comienzos de la década de los noventa también la fundación del mismo nombre abrió el espacio que alberga la gran colección de Antoni Tàpies.

'Mousquetaire' de Pablo Picasso.
El éxito recogido con estas apuestas culturales animó y espoleó la sana envidia en otros lugares que, apoyándose en algunos casos en donaciones como la que protagoniza este reportaje, mantuvieron este ritmo de aperturas, solamente detenido en seco por la crisis. Vitora, capital administrativa de Euskadi aportó el innovador Artium, que coloca a la comunidad autónoma en el grupo artístico de cabeza de España. Castilla y León encerró legados importantes en dos sedes arquitectónicas, el reconstruido Patio Herreriano y el colorista Musac leonés. Vigo, siempre en competencia con A Coruña, aportó su MARCO, y el resto son fruto de generosos artistas, Chillida Leku, Museo Oteiza, o de sus herederos, Museo Picasso de Málaga.
No hay que olvidar que antes de este fenomenal brote museístico existieron algunos faros que alumbraron la penumbra y sembraron en el barbecho artístico moderno del siglo XX. Fernando Zóbel ocupa un lugar entre los más grandes, no sólo como artista, que, según pasa el tiempo gana más reconocimiento, sino también como mecenas. Hijo suyo es el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca (1980), amparado bajo la Fundación Juan March, también protagonista de la modernidad artística española.
La fundación Joan Miró, el Museo Picasso de Barcelona y el Museo Dalí de Figueres son los otros tres hitos a reseñar, todos ellos en Cataluña. Sus nombres se corresponden con tres genios reconocidos mundialmente. Tras ellos hay unas generaciones que se han abierto paso en el cada vez más concurrido Olimpo del mercado del arte. La obra de artistas englobados en el movimiento El Paso se encuentra en muchos de estos nuevos museos. Éstos también cobijan a los del nuevo turno, aquellos que se expresan con soportes nuevos que la técnica pone al alcance de todos. Hay mucho que ver y se hace camino al andar. Senderos ya los hay en toda España. Casi diez millones de ciudadanos transitaron por ellos el año pasado.
Ahora le toca el turno a Navarra.