Categoría / Ausencia
Clemente Bernad
Desde que la pandemia se instaló y nos obligó al confinamiento, el fotógrafo Clemente Bernad ha realizado a diario el mismo ritual: cruzar el umbral de su puerta, recorrer la ciudad, fotografiar lo que en ella encuentra y regresar a casa con imágenes del exterior. Esta práctica, que en un contexto normalizado no tendría mayor relevancia, se convierte en estos momentos en una especie de viaje al inframundo. Las calles que hoy transita Bernad no son las de ayer. Aunque parezcan las mismas, hay una atmósfera que las ha transformado en un lugar extraño. Espacios habitualmente llenos convertidos en zonas completamente vacías. Bernad camina por estas calles como si lo hiciera por un arrabal o callejón oscuro, por un territorio donde los límites y las distancias se desdibujan y se vuelven amenazantes.
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