“Esta pareidolia de un mapamundi decadente me pareció muy representativa para reflexionar sobre el estado actual del mundo y sobre las fronteras que la humanidad ha ido dibujando a lo largo de su historia. En The Wall las fronteras no existen, como tampoco se ven desde el espacio. El medio ambiente tampoco entiende de fronteras, es un sistema que se autoregula y permite la vida, donde el impacto local tiene consecuencias globales.
El verde intenso con su amplia gama tonal simboliza también la vida, entendiendo que el ser humano es solo una pieza de una diversidad enorme dentro del planeta tierra y ni siquiera una mota de polvo en la inmensidad del universo.”
María Primo, II Premio de Fotografía Fundación ENAIRE 2018.

'The Wall', 2017. María Primo.