Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) es una de las figuras más destacadas del arte español contemporáneo. Estudió en la Escuela de Artes Decorativas de Palma de Mallorca y en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. El reconocimiento internacional le llegó tempranamente, tras su participación en la Documenta de Kassel de 1982.
La naturaleza muerta es un tema frecuente en su obra y tiene en la materia su elemento esencial. La densa mezcla de pintura y pasta de papel se distribuye por toda la superficie de la tela, y consigue una textura de ritmos centrífugos y propiedades terrosas. A menudo, Barceló incorpora en sus obras elementos ajenos a la propia pintura, que conforman una vanitas orgánica, que sugiere un sentido de la transmutación de la materia y remite al paso del tiempo.
El artista nos dice: “La materia sola no tiene sentido. Mis cuadros representan imágenes que se están fabricando. Intento hacer como si fuese una mano enorme que pinta el cuadro, cuando hago un caballo o un pulpo de tamaño natural, me gustaría que fuesen sólo un gesto, materia que se transforma en animal, no existe el dibujo. Yo no quiero representar un animal sino hacerlo, no es una representación sino una reconstrucción. Se trata siempre de pintura, incluso cuando hay mucha materia. Yo pinto con exaltación, o más exactamente, con sentimientos mezclados. Siempre he intentado hacer una pintura que pudiese soportar mis delirios, digamos todos mis estados del alma y contradicciones”.

'Taula amb polp i calamar', 1991. Miquel Barceló.