Después de décadas dedicadas principalmente a la pintura, a partir de los años 60 Joan Miró (1893 – 1983) se centra en la producción de escultura, con piezas monumentales elaboradas con residuos naturales, artificiales o deshechos de otras esculturas, y en las que el color era lo predominante. Su pasión por la naturaleza, por la tierra, le hace investigar en la cerámica.
Este mural cerámico de gres esmaltado fue realizado conjuntamente por Joan Miró y el ceramista Josep Llorenç i Artigas. Dadas las espectaculares dimensiones de la pieza (927 x 5.073 cm), el propio autor se sirvió de una escoba para pintar la cerámica.

Sin título, 1970. Joan Miró